El profesor Chueca es un doctor ingeniero de minas, geógrafo, catedrático de topografía en la UPV y alguna media docena más de títulos técnicos y tecnológicos. Pero no es un ingeniero al uso. Por ejemplo, desconfía y mucho de la técnica, que él estudia y aplica, y defiende por encima de todo una preparación más allá de lo puramente tecnológico. Prefiere, por ejemplo, un buen portulano del XVI a un GPS de última generación.
-Profesor, he de confesarle que he venido con GPS y me he perdido.
-Es natural.
-¿Natural?
-Porque todas esas cosas. Son útiles, ¿eh?, son útiles, pero. Mire: la tecnología ha sido mi vida profesional y he estado inmerso en la tecnología desde que terminé la carrera. Pero la gente confía en ella tanto que te da hasta lástima. El GPS no te retransmite nada más que lo que le graban desde tierra. Fíjese: nos enteramos de que iba a estallar la guerra en Irak porque los GPS empezaron a retransmitir tonterías; los habían cambiado de órbita para que pudieran servir para fines militares.
-Se refiere a la primera guerra, la de Bush padre.
-Sí, porque en la segunda ya había tantos satélites que era inútil hacerlo.
-Parece que no le gustan los GPS.
-Han sido un gran avance, pero la confianza de la gente se ha llegado a transformar en una especie de idolatría técnica, que nos está deformando nuestra capacidad de pensar.
-¿Usted cree?
-Mis alumnos me preguntan: ¿qué programa hay para esto? Un programa encima de tus cejas que se llama cerebro. Y es que aunque sea una muestra de ancianidad me da rabia que me mande el ordenador. Menos mal que queda la posibilidad de desenchufar y volver a enchufar.
-Lo veo receloso frente a la técnica, pese a que es usted un ingeniero.
-Uno de los riesgos del ingeniero, tal vez el más grave, es llegar a transformarse en una integral doble con patas.
-¿Una integral con patas?
-Es un personaje al que si le preguntan quién era Sócrates dice que fue un delantero del Santos del Brasil.
-Lo cual es cierto.
-Sí, pero hubo otro Sócrates.
-Me parece que habla usted del tópico ingeniero-igual-a-cabeza-cuadrada.
-No señor. Porque el ingeniero sabe muchísimo de otra serie de cosas. Y sobre ellas piensa extraordinariamente bien. E innova e investiga y hace de todo. Pero está tan especializado que es muy difícil distraer su interés sobre algo que no tenga carácter tecnológico.
-Pero la sociedad exige cada vez una mayor especialización.
-Estoy convencido de que el ingeniero que ha leído a los clásicos se le da mejor la tecnología. Los americanos, que creo que no son la primera nación del mundo por casualidad, fueron los primeros que predicaron la especialización a ultranza; y ahora precisamente los americanos están empezando a valorar a los ingenieros generalistas, formados en humanidades.
-Insisto: usted es ingeniero.
- Y yo también insisto: el ingeniero en Cartografía que además sabe lo que es un portulano y sabe valorarlo, el ingeniero que ha visto un facsímil de mapa antiguo y sabe apreciarlo, y sabe cómo se hizo y qué es un una circunferencia directriz, que era el ombligo del portulano; y por qué tenía hacia la izquierda el cuello del cordero sobre el que se dibujaba. Ese ingeniero, que ve un portulano del siglo XIV casi como objeto de culto, entiende mucho mejor el GPS.
-¿Cuál fue el primer mapa valenciano?
-El primer mapa valenciano es el de Ortelius, que en 1584, publicó un atlas del que vendió no sé cuántas docenas de ediciones. Y allí aparecía el primer mapa de Valencia, que en realidad se basaba en los trabajos de Jerónimo Muñoz, que sí que era valenciano.
-¿Y era una buena la representación?
-Bastante buena. Digamos que ahora se podría utilizar para orientarse.
-Sigamos. Tras Ortelius.
-Después, la cartografía urbana del mapa de Tosca, de principios de 1700.
-Con el norte y el sur cambiados.
-Los mapas se orientan, esto es, se dirigen hacia el oriente porque allí estaba el paraíso terrenal y la Jerusalén celestial.. Al Idrisi los asurtaba porque hacia el sur está la Meca. Luego, el Tolomeo está anortado.
-¿Ha sido importante la cartografía valenciana?
-La ingeniería cartográfica española fue importantísima durante toda la época de los grandes descubrimientos porque la mejor tecnología estaba aquí, en el arco mediterráneo. El atlas de Joan Martines es otro acontecimiento cartográfico valenciano.
-Muñoz, Ortelius, Martines.
-Pero Jerónimo Muñoz era profesor de hebreo y además escribió sobre una supernova y ello chocaba con la percepción aristotélica de la permanencia del universo y consideró que lo mejor era callarse. Y Ortelius se llamaban Abraham. Los judíos dominaban las técnicas. y por eso luego llegó la decadencia.
-¿Mucha?
-Descendimos mucho. Aunque en medio tuvimos situaciones de fulgor colosales, como la medida del meridiano en Quito, que la salvaron Jorge Juan y Antonio de Ullloa con una precisión verdaderamente increíble.
-Vamos de hito en hito.
-El hito siguiente es la creación del Instituto Geográfico Nacional, que hizo una labor titánica: el mapa del 50.000 (escala 1:50.000), cuya primera hoja fue la de Madrid y se publicó en 1865 y la última de las mil doscientos y pico, es una de Canarias y se terminó en el año 1968.
-¿Y la cartografía valenciana actual?
-En Valencia, la ingeniaría cartográfica académica no existía y la no académica era lo que buenamente se hacia en la Diputación o en el Ayuntamiento. Yo mantenía que todas las comunidades autónomas deberían de proveerse de un instituto cartográfico que, dirigidas por un instituto nacional, realizaran y actualizaran la cartografía de su territorio.
-También surgió la Escuela.
-Primero, la Escuela de Ingeniería Técnica Topográfica; luego fuimos la primera escuela de España en conseguir la titulación superior, la primera en conseguir el tercer ciclo y además dentro de la Universidad nació el Instituto Geográfico Valenciano. Uno de los grandes fracasos de mi vida, que he tenido muchos, es no conseguir que la Escuela y el Instituto siguieran trabajando juntos. El problema nunca ha sido vencer a los persas; el problema ha sido poner de acuerdo a los griegos.
-Y el mapa a escala 1:10.000
-El mapa 1:10.000 es realmente una mapa fotogramétrico, hecho a partir de fotografías aéreas apoyadas en el suelo y con una carga informática importante, que luego ha producido el 1:5.000.
-Cada vez más detallados.
-Ahora más. Ahora está la cartografía continua y no por hojas. Los mapas están totalmente digitalizados y en el ordenador se mueven, se amplían, se reducen. Ahora la cartografía valenciana está entre las primeras de España.
-Otra cuestión: siempre se ha dicho que los mapamundis son falsos.
-La forma de la tierra ha sido el gran problema y lo sigue siendo. Los mapamundis que teníamos no eran falsos, pero solo eran aproximaciones a la verdad científica, porque la distorsión de la representación cartográfica es muy grande. La Tierra no es plana y además no es desarrollable sobe un plano; se representa una transformación geométrica de la Tierra que permita entenderte.
-Exactamente, ¿cómo es la Tierra?
-Las últimas mediciones que se han hecho le dan a la tierra una forma parecida a una patata. Y con la inquietante situación de que como la tierra es un ser vivo, cambia de forma constantemente y su aplastamiento también parece que está cambiando,
-Ahora Google Maps nos muestra zonas por cuyo conocimiento los espías morían.
-Yo mismo he padecido como cartógrafo la prohibición de cartografiar ciertas zonas estratégicas, como Manises o Marines. Los mapas se elaboraban con blancos similares a los que había en África antes de Livingstone y Stanley.
-Ahora ya no.
-Ahora el planeta Tierra ya es muy conocido o al menos su superficie, porque de los 6.345 kilómetros de radio medio del esferoide terrestre conocemos los tres primeros kilómetros y de ahí para abajo sólo tenemos una idea aproximada. Pero la superficie sí que la conocemos bien, y además de forma instantánea porque permanentemente hay una serie de satélites que la están fotografiando.
-Parece que ya no hay retos para un cartógrafo.
-Ahora la ingeniería cartográfica pasa al espacio y nos sucede lo mismo que a los antiguos cartógrafos cuando se asomaban a la mar océana.
-Pero del espacio también hay representaciones.
-Sí: la cartografía de nuestro sistema planetario, que está muy cerquita. Pero nosotros pertenecemos a una galaxia donde hay cien mil millones de estrellas y forma parte de un grupo local con treinta y tantas galaxias parecidas que a su vez está en el supercúmulo.
-¿Y qué hay por allí?
-¿Qué hay allí? Es una pregunta antropomórfica. No se puede preguntar eso. ¿Qué hay por allí? ¿En qué tiempo? Porque el cielo que estamos viendo no ha existido nunca. Vemos una cosa como era hace un millón de años, otra como era hace veinte millones de años y otra como era antes de ayer.
-¿Cómo se va a representar el espacio en mapas?
-La ingeniería cartográfica no del futuro, sino de ya, debe de basarse en cuatro dimensiones, porque incluimos el tiempo.
-Otra cuestión: ¿los terremotos serán predecibles?
-Ya digo que al técnico, a la tecnología humana le hace falta una cierta dosis de humildad. La ingeniería sísmica ha avanzado muchísimo, pero de la tierra conocemos la superficie. Es tan poco tan poco que, hasta llegar a conocer de verdad el fenómeno sísmico, como decía Inglada, un antiguo profesor, pasarán siglos y siglos siendo optimistas.
-Labor futura para la ciencia
-Y no solamente en la sismología: en la climatología también. Y preferiría que no habláramos del calentamiento global y de todas esas cosas.
-¿Por qué?
-Ya digo que prefiero no entrar porque no es mi campo, pero me ha llevado usted por unos derroteros.
-En este se ha metido usted solito.
-Es que me da bastante rabia el que haya una fuerte corriente de opinión, que ya por cierto está empezando a contrarrestarse. Nosotros somos perfectamente capaces de transformar un río en un muladar y de cargarnos un bosque y hacer de él un vertedero; ahora, de ahí a transformar el clima de la Tierra y ser un autentico peligro, de influir de forma decisiva en nuestro globo terrestre hasta llevarlo a transformarse en un Marte en un Venus todavía hay mucho trecho por recorrer. Y preferiría no decir más. Aunque eso no quiere decir, por favor, que no tengamos que tener cuidado y cuidar cada rincón de la tierra. Pero hombre, que no nos estén amedrentando tanto. Que nos digan la verdad, que no se gane dinero, y tal vez mucho dinero, llevando al limite, y estoy midiendo mis palabras, teorías científicas que no están suficientemente comprobadas.
Fuente: Las Provincias
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