La primera moneda ibérica fue valenciana

En el museo de prehistoria de Valencia (calle Corona,36 Valencia) se ha habilitado ya la nueva sala permanente dedicada a la 'Historia del Dinero'. Se trata del único museo del mundo que conserva una de estas monedas. 


La pieza que próximamente exhibirá el Museu de Prehistòria de Valencia tiene un peso de 0,35 gramos y un diámetro de ocho milímetros. Su reducido tamaño las hacía difíciles de manipular y por ello podían perderse con facilidad. 

Los temas escogidos para su diseño tienen una clara influencia de los repertorios griegos de época helenística. La figura femenina del anverso debe representar a una diosa local y la rueda del reverso se ha interpretado como una alusión al carro. En cuanto a su inscripción, leída como KER, nada se ha podido averiguar sobre su posible significado. 



Los iberos conocieron las primeras monedas a través de sus contactos con los comerciantes griegos y fenicios que llegaban a las costas valencianas y que traían consigo algunas piezas griegas. Eran monedas de plata que se empleaban como dinero pero que también eran apreciadas como objetos exóticos. 



La ciudad ibérica de Arse (Sagunt) había participado intensamente en estos circuitos comerciales y fruto de ello tomó una iniciativa pionera entre los pueblos autóctonos de la Península Ibérica, como fue acuñar la primera moneda de los iberos. Nunca antes las ciudades ibéricas habían acuñado moneda y pasó cerca de un siglo antes de que otras ciudades siguiesen su ejemplo y comenzasen a fabricar moneda. 




En el siglo IV a.C. los iberos ya empleaban la plata como dinero. Era un metal apreciado por todos que se utilizaba en bruto, intercambiándola al peso. Sin embargo, un avance definitivo para facilitar los intercambios residía en convertir esa plata en moneda. Se trataba de fabricar piezas de peso estándar y con unas marcas o diseños que garantizasen su valor, siguiendo las pautas establecidas por los griegos que habían inventado las monedas a finales del siglo VII a.C. en la costa de Asia Menor. 



Con la fabricación de una moneda propia, los saguntinos lograban un notable avance que favorecía todo tipo de intercambios. Si bien es cierto que se trataba de una moneda de reducido valor, apta para pagos relativamente modestos, el éxito de la iniciativa se comprobó en las décadas siguientes al seguir la ciudad realizando numerosas emisiones monetales en plata y bronce.

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