La fiesta y la alegría, únicos protagonistas. La luz y el colorido inundan las calles de la ciudad.
Las calles se llenan de gente que oculta su identidad bajo disfraces y máscaras elaboradas con el mayor mimo posible.
Son unos días en los que Vinaroz no descansa, la fiesta y la alegría son los únicos protagonistas.
Enfundados en sus disfraces las gentes de Vinaroz hacen de la ciudad un universo propio donde la música, la luz y el color toman el mando.
Vestimentas de época, grandes parafernalias, adornos extravagantes y colores vivos son algunos de los componentes de la fiesta.
El resto queda en manos de la siempre hospitalaria población vinarocense, siempre con los brazos abiertos, con sus calles repletas de las más grandes de sus sonrisas. Los visitantes se sienten como en casa y se suman al festejo.
La burla sana y la provocación son indispensables en esta fiesta que cada año crece en riqueza y popularidad.
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