Durante las guerras mundiales nuestras aguas fueron escenario de encuentros entre submarinos y barcos con el resultado, casi siempre, del hundimiento de estos últimos. Uno de los naufragios bélicos tuvo lugar en aguas de Sagunto.
A pesar de la neutralidad española en las dos guerras mundiales, el Mediterráneo español contaba con la continua navegación de barcos que, generalmente desde Francia o Italia se dirigían al norte de África para avituallamiento de las tropas asentadas por allí aunque habitualmente se camuflaban como barcos mercantes civiles. En otras ocasiones la navegación era sinceramente civil y se limitaba al transporte de pasaje o mercancías como hacía este barco, el Duca di Genova cuando fue torpedeado y hundido por un submarino alemán.
El Duca di Genova era un barco de 7893 toneladas, botado en 1907 que inicialmente hacía la línea de Génova a Sudamérica y luego a Centroamérica como barco de transporte de pasaje para la Cia La Veloce. Al estallar la primera guerra mundial partió de Génova un 26 de septiembre y se dirigió a Nueva York para colaborar en la repatriación de ciudadanos norteamericanos que habían quedado varados en Europa. Posteriormente retomaría el servicio a Sudamérica llegando a hacer 5 viajes a Buenos Aires para más tarde ser utilizado como embarcación de transporte de tropas italianas.
Pero el 6 de febrero de 1918 y cuando navegaba frente a las costas de Sagunto, cerca del cabo de Canet fue torpedeado por un submarino alemán explotando inmediatamente la sala de máquinas y condenando al barco a una muerte segura.
De las 148 personas que había en su interior sólo hubo que lamentar la muerte de 5 hombres que en un principio estuvieron desaparecidos y finalmente devueltos a las playas por el mar.
En la actualidad el Duca di Genova reposa a -35mts y, aunque no es un buceo frecuentado ni conocido por la mayoría de los buceadores despierta, como todos los pecios, la insaciable sed de aventura que acompaña nuestras incursiones a las profundidades de la historia.
Autor: Rafa Martos
Mi abuelo era uno de los primeros niños que habitó en el Puerto de Sagunto, y me contaba el suceso del submarino alemán. En la fecha del hundimiento tenía 10 años y medio, y me contaba el estruendo que se produjo esa noche por el ataque y hundimiento del barco. El vivía en las primeras casitas que hizo la compañía para los trabajadores, muy pegadas al muelle, y me contaba que salió de su casa corriendo hasta la valla del muelle y contempló, o más bien vislumbró el suceso.
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